viernes, 25 de diciembre de 2009

BASTARDOS SIN GLORIA: Una historia creada, desde la otra esquina…

César Falla Figueroa *



Esta obra, recrea un episodio triste de la humanidad

Es increíble como los amantes del Sétimo Arte, sigan siendo testigos del genio creativo reinventado de Quentin Tarantino, gran cineasta norteamericano que esta vez nos hace entrega de otro producto de su imaginación, “Bastardos sin Gloria”. Filme que se atreve (y es ahí donde recae parte de su expectativa) a girar el rumbo histórico de la Segunda Guerra Mundial, a partir de cierta dosis de ironía, humor y un fuerte sentimiento de venganza. Esta trama está contada en la Francia de 1944, ocupada por los alemanes en el marco de dicho suceso. Este particular director, nos presenta la historia de la existencia de un pequeño escuadrón cazador de nazis, una especie de pandilla rebelde denominados “Los Bastardos”. Equipo liderado por Aldo “El Apache” Raine (Brad Pitt), que tiene como finalidad matar a todo alemán que lleve el uniforme nazi. Como en todo equipo, hay un integrante fuera de lo común y en el de “Bastardos”, no es la excepción, la agrupación cuenta con el sargento Hugo Stiglitz, conocido por su incontrolable violencia y otros avezados soldados judíos que por sed de venganza, están dispuestos a todo por eliminar a los nazis. Su oponente es el desalmado coronel Hans Landa (Christopher Waltz), cínico y obsesionado oficial, que basando su inteligencia, alto nivel cultural y buen olfato está empeñado en la misión encontrar a judíos franceses que viven ocultados en las zonas rurales en casas de nobles vecinos, teniendo éxito en su labor. En el primer capítulo de la historia se pudo notar una escena excesivamente prolongada pero entendemos que el director lo hace para que la narración logre el clímax psicológico adecuado. Al margen de la influencia que pueden tener los judíos en la industria cinematográfica, personajes como el teniente Aldo, Shosanna y Marcel, personifican el trauma originado por la persecución y la sangre derramada de millones de judíos por el régimen nazi. Se trata de un derroche de emociones, en la que el amor y el odio se entremezclan, convirtiéndose en una cinta, resultado del romance, terror, salvajismo y el hilarante sadismo. Sin duda, un hecho que marca el desarrollo de esta historia ficción es en el momento en el que se estrena la cinta “El orgullo de la Nación”, en donde asiste el alto mando alemán, en donde Hitler (Martin Wuttke) le dice a Josef Goebbels (Silvestre Groth) que su labor cinematográfica presentada es “su mejor cinta”, suscitando la emoción del cineasta. Aquí podría pensarse que Hitler, representa la crítica de cine y Goebbels, al afamado Tarantino; entonces estaríamos hablando de un homenaje así mismo. Tal vez se le recuerde a Bastardos sin Gloria, en el transcurrir del tiempo, por los múltiples sentimientos que produjo destacando su dramatismo y por que no decirlo comicidad, por la forma como liquidaban a los nazis. De otro lado, uno de los aspectos que rescato de la cinta es su adecuada musicalización que tiene en la melancolía su característica principal; como para sellar los trágicos episodios de la guerra.

* Licenciado en Ciencias de la Comunicación

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